Bienvenida Saliscendi

© Fondazione Achille Castiglioni

Retrocedamos en el tiempo, en concreto hasta 1952, cuando dos hermanos, licenciados en arquitectura por el Politécnico de Milán y protagonistas de varias ediciones de la prestigiosa Trienal, recibieron el encargo de renovar todo el edificio de la Cámara de Comercio de Milán, que había sido parcialmente destruido por un bombardeo. Achille y Pier Giacomo Castiglioni, los dos arquitectos, desarrollaron un proyecto que, conservando la fachada original existente, supuso la renovación y reorganización completa de los interiores, incluyendo el nuevo diseño de la iluminación.

En 1957, los hermanos Castiglioni comenzaron a diseñar una lámpara para la Sala della Giunta, capaz de combinar la funcionalidad con el impacto emocional. “Saliscendi” era poco más que un borrador en ese momento, pero lo más importante de todo, la idea, se había plasmado en papel. Y así podría hacerse.

La Sala della Giunta fue concebida por los Castiglioni con una gran mesa central y un sistema de iluminación cuya finalidad era concentrar la luz en el tablero de la mesa y, al mismo tiempo, iluminar el resto de la sala.

© Fondazione Achille Castiglioni

La idea  se desarrolló y perfeccionó entre 1957 y 1958: una lámpara móvil (arriba-abajo) capaz de cambiar la intensidad de la luz moviéndose a través de un sistema de poleas. Un sistema que permitía mover una fuente de luz hacia abajo y hacia arriba, ajustando así la intensidad de la luz tanto en el tablero como en el entorno.

Al mismo tiempo -¡y esto es lo mejor! – el mismo sistema permite acercar o alejar un disco reflectante situado sobre la fuente de luz. El disco y el cuerpo de la lámpara se desplazan en direcciones opuestas a lo largo de los cables, acercándose o alejándose. La distancia entre los dos elementos cambia con un simple gesto, una mano que empuja o tira de un pequeño ojal en el extremo inferior del cuerpo de la lámpara.

Cuando la fuente de luz se acerca a la mesa, la luz directa se concentra en la superficie de abajo; la luz indirecta ilumina el techo mientras que el disco, a distancia, no crea obstáculos.

Cuando la fuente de luz se eleva, alejándose de la mesa, hay más luz en el entorno pero la iluminación es más débil; entonces, aquí interviene el disco, ahora mucho más cerca, reflejando la emisión indirecta y aumentando la cantidad de luz difundida en el entorno.

Un concepto simplemente extraordinario incluso hoy, sesenta y cinco años después. ¡A decir poco, atrevida y visionaria en 1957! Para la realización de un proyecto tan complejo, los hermanos Castiglioni recurrieron a la empresa que, más que ninguna otra, podía convertir su brillante intuición en realidad.

Así entró en acción Stilnovo de Bruno Gatta.

© Fondazione Achille Castiglioni

Realizado en dos piezas de metal lacado en rojo rubí, en 1958 el Saliscendi de Achille y Pier Giacomo Castiglioni, producido por Stilnovo, se expuso en la inauguración de la renovada Cámara de Comercio de Milán, en el mismo lugar para el que fue diseñado por los dos brillantes hermanos.

Por desgracia, diversos problemas impidieron la comercialización de este complejo aparato, que no volvió a reproducirse durante mucho tiempo.

A principios de la década de 2000, la Cámara de Comercio de Milán tuvo que ser renovada de nuevo: durante las obras se destruyeron las dos lámparas Saliscendi.

Es sabido que las grandes ideas nunca mueren.

Y así, en 2019 nació una nueva idea: ¡recuperar Saliscendi y actualizarlo para la vida contemporánea!

Se inició un elaborado proceso de nuevo diseño de la làmpara, con el objetivo de hacerlo atractivo para el mercado actual. En el estudio de los técnicos de Stilnovo y de los herederos de Achille y Pier Giacomo Castiglioni se plantearon sobre todo dos problemas, que no eran insignificantes.

La reedición de Saliscendi no podía dejar de tener en cuenta la evolución tecnológica que se había producido con los años y el tamaño de la lámpara. El diseño original hacía que Saliscendi fuera imponente e impresionante, pero difícil de colocar en los espacios actuales. Aunque estas características limitaban su uso, su ingenio, encanto y emoción eran extraordinarios.

Por este motivo, todos los componentes de la lámpara se han reducido a la mitad en comparación con el original. De este modo, la lámpara de suspensión puede utilizarse finalmente en todos los locations de la vida contemporánea, manteniendo el encanto y la funcionalidad de su hermana mayor.

El sistema de poleas ha sido completamente revisado. Los cables de soporte por los que se mueven las piezas de Saliscendi actúan también como fuente de alimentación y se ha eliminado el cable en espiral, para lograr una mayor limpieza formal. Ahora, dos fuentes LED aseguran una doble emisión suave y confortable.

Y así llegamos a la actualidad. Modernizada, sigue siendo magnífica, tecnológicamente avanzada y en tres colores diferentes: al rojo rubí original se unen el verde pradera y el blanco-gris.

Ahora, por fin, podemos gritar al mundo: ¡bienvenida Saliscendi!